El presidente de la Autoridad Portuaria de Valencia y de la Fundación Valenciaport en España, Aurelio Martínez, analizó los efectos que ha tenido y que tendrá el coronavirus (Covid-19) en la economía, y presentó las posibles vías de recuperación frente a esta pandemia.

En diciembre del año pasado, tras el brote del Covid-19 en China, lo primero que se produjo fue un shock negativo de oferta, puesto que las medidas adoptadas por el país asiático trajeron una ruptura en las cadenas mundiales de suministro, generaron escasez en la oferta y redujeron la mano de obra debido al confinamiento. A eso se suma que, antes del virus, la economía ya estaba dando signos de agotamiento.

Una vez que la enfermedad comenzó a propagarse a otras regiones, la contracción en China empezó a tener repercusiones en occidente. En febrero y principios de marzo, se produjo una contracción de la demanda agregada, la que tuvo relación con la ruptura en las expectativas, la supresión de eventos para evitar el contagio, una mayor desconfianza a las políticas aplicadas, el aumento de los despidos y una caída importante de la bolsa. Esto terminó por generar un efecto de empobrecimiento de las familias y que las empresas paralizaran sus inversiones.

Más tarde, la economía volvió a vivir una contracción de la oferta agregada a causa del cierre de empresas, lo que implica quiebras y nuevamente el aumento de los despidos.

En la actualidad la economía vuelve a vivir una contracción de la demanda agregada, la que posiblemente se notará con mayor dureza cuando empiece a normalizarse la situación. Las causas de esta contracción tienen relación con el aumento del pesimismo y los niveles de desempleo, la paralización de la inversión privada y pública, el cierre de empresas y por lo tanto la continua reducción del consumo.

Otras estimaciones

Los Analistas Financieros Internacionales (AFI) aclararon que, debido a la incertidumbre que genera el coronavirus, las estimaciones cambian con el tiempo. Ahora proyectan que el PIB caerá un -10%, pero explicaron que la cifra puede ser claramente superior. Mientras que Deutsch Bank, considera que la disminución será entre el -8,7% y el -18,3.%

Según el índice IFO alemán, por cada semana confinados la economía pierde entre un 0,8% y un 1,6%. En tanto, BBVA apunta a que cada semana de paro implica una caída entre el 1,5% y el 2%.

Por otra parte, McKinsey indica una caída del consumo entre el 40% y 50%, lo que implica una reducción del PIB de las economías desarrolladas del -10%. UBS proyecta una reducción del -7% del PIB durante el primer y el segundo trimestre del año, y que cerrará al -4%

Vías de recuperación

Martínez explicó que si no se aplican medidas estabilizadoras hasta que la economía alcance un nuevo punto de equilibrio, el proceso seguirá siendo acumulativo. «Es fundamental que algo lo pare y ese algo es el sector público, es el que tiene la capacidad autónoma para endeudarse fuera de casa, fuera del país, captar recursos, captar ahorros e invertirlo».

En ese sentido, Martínez aseguró que las decisiones privadas y aisladas pueden acarrear resultados catastróficos, como prolongar la fase de ajuste de oferta y demanda. «Si el sector público no interviene y solamente los dejamos en manos privadas, el ajuste se va a retrasar mucho más. Sin una intervención pública los costes pueden ser inmensos y esta intervención debe ser inmediata, sin retrasos burocráticos», añadió.

No obstante, advirtió que en cualquier caso el impacto final va a ser muy significativo, especialmente para las economías menos emergentes. Además, estima que los impactos sobre la demanda podrían ser más duraderos que sobre la oferta y que la única forma de paliar esos efectos eficazmente, además de la intervención del sector público, sería mediante acciones globales. «Tenemos un mundo global, donde las cosas impactan de manera general y eso exige medidas globales», sostuvo Martínez.

Se cree que las intervenciones deben ser masivas, pues el impacto económico también lo va a ser. El impacto negativo será más perceptible y duradero si no se actúa coordinadamente.

Asimismo, añadió que otra manera de romper ese proceso acumulativo es por medio de la exportación. «En estos escenarios normalmente lo que hacía el país (España) cuando se contraía la demanda interna era exportar más. Hay que recordar que en el 2008 teníamos un déficit del 10% del PIB y lo que hicimos fue reducir las importaciones y aumentar las exportaciones poco a poco a lo largo de los siguientes años. Si exportamos más, el aparato productivo no se lo vende a la demanda interna, pero se lo vende a la demanda externa, es una forma de recuperarse».

Sin embargo, aclaró que en ese caso será más complicado, porque todos los países se encuentran en una situación parecida, por lo tanto se debe determinar con cuidado donde conviene exportar.

Otras posibles medidas dicen relación con una solución sanitaria, ya que sin ella no puede haber una solución económica. Se estima que 90 días sanitarios corresponden a otros 90 días para llegar a una normalización económica. Aunque, cabe destacar que cualquier solución debe ir acompañada de una planificación clara y contundente respecto a lo que podría pasar, porque esta crisis se basa en la incertidumbre.

Objetivos a corto plazo

El presidente de Valenciaport puso a disposición algunos objetivos a corto plazo que podrían ayudar a concretar las vías de recuperación. Entre ellos se encuentra el apoyo al consumo, a través de medidas de ayudas a las familias en situación precaria y la garantía de al menos cierta parte de los ingresos de los trabajadores.

Asimismo, recomendó apoyar con toda la liquidez posible a las empresas que lo necesiten para evitar quiebras que arrastren al sistema financiero a otra crisis y para mantener los empleos.

Igualmente, sería determinante posponer el tiempo que sea necesario los pagos por impuestos. «Es una forma de alinear el impacto que tiene esta situación de no ingresos en muchas empresas, porque ahora hay una parálisis total y hay muchas empresas que tienen dificultades», aclaró Martínez.

El apoyo a la exportación neta igualmente se considera una medida primordial a corto plazo, como también evitar a toda costa el colapso de la infraestructura turística.

Por último, Martínez aconseja impedir la adquisición de grandes empresas al precio de saldo, dado el precio que hay ahora en la bolsa. «En el futuro un país va a ser grande en función del número de empresas que tenga», concluyó.

Fuente: Mundo Marítimo