La revista América Economía analiza en un extenso reportaje sobre el alza de los valores de los fletes marítimos y sus efectos en el comercio exterior latinoamericano.

Bajo el título “La fiebre en el precio de los fletes marítimos asfixia al comercio latinoamericano”, la publicación repasa la escasez de contenedores que ha complicado a la cadena logística global y el comercio exterior.

“Conseguir contenedores de 40 pies y 20 pies y transportar una mercancía en cualquier parte del mundo –especialmente en un corto plazo– se ha vuelto no solo una ardua tarea, sino altamente cara. Los índices de referencia en el mundo del transporte marítimo y que calculan el precio promedio del transporte en las principales rutas se han disparado en los últimos meses. El World Container Index de la consultora Drewry, que indica las tarifas de los fletes marítimos entre las rutas más destacadas con destino y origen Estados Unidos y Europa, el 20 de febrero se situaba en US$ 5.246, frente a los US$ 3.586 de la misma fecha del año pasado, mientras que el Shanghai Containerized Freight Index (SCFI) –que mide el costo promedio de mover un contenedor desde o hacia Shanghái– ha subido más de un 100% desde agosto”, detalla el reportaje.

Felipe Astudillo, vicepresidente del Comité de Importadores de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), citado en la publicación, dice que ““prepandemia teníamos fletes de US$ 1.500 a US$ 2.000 de Asia a América Latina, pero hemos llegado a tarifas de US$ 10.000. La verdad es que en mis 15 años de experiencia en logística nunca lo había visto”.

Aunque el aumento del valor de los fletes es un fenómeno global, la publicación hace hincapié en que hay regiones donde está siendo más destacado: entre ellas, América Latina. De hecho, según información de la UNCTAD basada en data de la firma de inteligencia del mercado de transporte marítimo Clarkson Research Services, el índice SCFI en las rutas desde Shanghái a Sudamérica es el que más ha crecido en el último medio año, seguido del índice que mide el flete de Asia a África Occidental. 

“Nosotros en Sudamérica nos vemos afectados porque somos prioridad más baja. El peso relativo que tenemos con las compañías de transporte es muy bajo. Si no existiera Brasil no sé si llegarían barcos a Sudamérica”, dice Felipe Astudillo, de la CCS.

Esto es porque las empresas de transporte, según Astudillo y Jan Hoffmann, de la UNCTAD, privilegian las rutas con mayor carga de ida y vuelta, porque se trata de llevar y traer el contenedor lleno y en el menor tiempo posible. “Si yo tengo un contenedor en Shanghái y pienso si asignarlo a Róterdam o Santos, prefiero el primero de estos puertos, porque lo voy a tener de vuelta más rápido [y]  porque tengo más carga de retorno. Las exportaciones de América del Sur [que permitirían que el contenedor regrese lleno] van más a Europa que a China. Si no hay carga de retorno, el que importa paga las dos direcciones”, dice Hoffmann.

Según Felipe Astudillo, la situación es especialmente crítica en los importadores latinoamericanos que reciben productos de bajo valor, como los textiles, los que terminan vendiendo con un alza de precios o simplemente a pérdida.

Si bien la incertidumbre respecto a los precios es tal que nadie en la industria se aventura a confirmar con seguridad si para los próximos meses descenderá el valor de los fletes, los especialistas consultados creen que los precios han llegado a un techo y cabría esperar una paulatina reducción a medida de que la demanda de bienes se normalice, algo que todavía no se da, especialmente considerando el impulso de la demanda que supone la reciente celebración del Año Nuevo Chino.

“Esto tiene que bajar porque es insostenible. Tendería a pensar que más temprano que tarde esto tiene que ajustarse. También pensando en que ya empiezan a haber entregas de contenedores nuevos. Por ejemplo, Hapag-LLoyd tiene un pedido de 650.000 contenedores, cuyas primeras entregas serán en mayo. El tema se va a ajustar”, dice Felipe Astudillo. 

Fuente: América Economía