El Comercio Federal de Estados Unidos señaló a principio de mes a la prensa extranjera, que daría un plazo hasta el 13 de agosto para justificar el cargo por fletes de ocho navieras comprometidas, esto luego que el pasado 23 de julio el Ejecutivo estadounidense, al mando de Joe Biden, diera a conocer la orden 14036 que exige aumentar el control sobre líneas y alianzas navieras.

La medida, que busca ejercer una mayor y sostenida fiscalización interinstitucional frente a prácticas injustas y anticompetitivas, obedece a un incremento del sector del transporte marítimo en las últimas dos décadas, lo que sin duda pone en riesgo el rubro exportador americano. Por su parte, Latinoamérica, y en específico Chile volcó, desde dicha publicación del Ejecutivo, las miradas a la iniciativa, al hacerse necesario e imperativo estudiar los recargos cobrados por las entidades reguladoras, en momentos en que la economía tras la pandemia ha hecho tambalear las diversas esferas del comercio.

Es así que hoy las entidades deberán justificar aumentos de tarifas, capacidad exportadora, así como otros aspectos como cobros por detención y demorrage, entre otros.  La medida sugiere para los fiscalizadores nuevas oportunidades de investigación, relativo al estudio de cada una de las aristas y que incluso podrían llegar a un nivel procesable. Por otra parte, la Comisión Federal Marítima (FMC) podría, con esta publicación del Ejecutivo, involucrarse en las áreas del transporte marítimo que tiene injerencia e interés, y trabajar en nuevas alianzas o en el refuerzo de la labor investigativa  que apunta a la unión entre informes y datos exigidos.

Más allá de estos alcances, el asunto es que hoy son ocho reconocidas navieras las que deberán entregar información que aclare y confirme que los recargos fueron dictados correctamente de acuerdo a las obligaciones legales y reglamentarias.

Factores para llegar a este punto son varios. Pero todo se centran en el inesperado repunte, sin precedentes, del comercio en contenedores, propiciado por una rápida recuperación de China, el tiempo más lento de entrega de contenedores, remolques y buques en los puertos y una limitada capacidad de oferta, los motivos que produces las actuales fricciones.

La satisfacción del consumidor final es el objetivo por el que la cadena logística avanza en medidas regulatorias y desarrolladas. De esa forma, entidades como la UNCTAD plantea, dentro de la soluciones, la facilitación del comercio y la digitalización, para lograr cadenas de suministro resilientes, un seguimiento y localización efectiva de las recaladas portuarias y de los cronogramas de las líneas navieras, además de nuevas competencias en el transporte marítimo, y control de las tarifas de flete.

Fuente: Prensa Cámara Aduanera