El bloqueo del Canal de Suez por el portacontenedores «Ever Given» puso de manifiesto las graves vulnerabilidades de la cadena de suministro marítimo, demostrando el potencial de perturbación a escala mundial de los llamados puntos de estrangulamiento del transporte marítimo. El incidente agravó los retrasos y las disrupciones ya causadas por las disputas comerciales del año pasado entre China y Estados Unidos, las condiciones meteorológicas extremas en este último país y, por supuesto, el hecho de que el sector ya enfrentaba las perturbaciones causadas por la pandemia, el resultado de las medidas y restricciones por el Covid-19, la crisis de las tripulaciones y el aumento de la demanda de bienes y commodities en contenedores, describe el informe Seguridad y Transporte Marítimo, Revisión 2021 de Allianz Global Corporate & Specialty (AGCS).

A fines de 2020, los portacontenedores se vieron obligados a hacer cola en algunos de los puertos más concurridos del mundo -entre ellos Los Ángeles y Long Beach, en Estados Unidos-, lo que provocó la cancelación de zarpes y el desvío de buques. El problema se agravó por la escasez de contenedores en Asia, causada por el aumento de la demanda y los retrasos en los puertos. En mayo de 2021, los brotes de Covid-19 en la provincia de Guangdong, en el sur de China provocaron una aguda congestión en los puertos de la región, mientras que el más afectado, uno de los terminales de contenedores más activos del mundo, Yantian, en el puerto Shenzhen, que atiende unos 100 buques semanalmente, debió opera a una fracción de su capacidad normal debido a la pandemia.

En junio de 2021, se estimó que había un total récord de más de 300 buques a la espera de entrar en puertos saturados. Además, el tiempo que los portacontenedores pasan esperando por un sitio de atraque se ha duplicado con creces desde 2019.

Mientras tanto, la temporada de huracanes y las tormentas de invierno del año pasado causaron importantes trastornos en toda la cadena de transporte y logística, desde los puertos y el transporte marítimo internacional, hasta la navegación interior, el ferrocarril y la carretera.

Cambio climático

La volatilidad del cambio climático afecta cada vez más al transporte marítimo y a la logística, afirma el capitán Andrew Kinsey, consultor principal de Riesgos Marítimos de AGCS. «El clima ya no es estacional. Todo el año vemos tornados, huracanes, inundaciones y tormentas que afectan al transporte marítimo y a la navegación interior, así como a las infraestructuras asociadas. Casi todos los medios de transporte se ven afectados, con el consiguiente efecto en las cadenas de suministro», afirma Kinsey.

De cara al futuro, propone, el sector del transporte marítimo debe ser más proactivo a la hora de abordar y mitigar los efectos de las condiciones meteorológicas extremas, afirma Kinsey. «Unas previsiones meteorológicas más precisas y la tecnología ayudarán a las compañías navieras a planificar y tomar medidas para evitar pérdidas. Si podemos rastrear y predecir las tormentas, las empresas navieras pueden considerar sus mejores opciones, como retrasar zarpes, buscar refugio o desviarse a un puerto alternativo. Se trata de planificar, entender cuándo es seguro proceder e identificar puertos seguros y alternativas», dice Kinsey.

«La planificación debe realizarse desde el principio, incluso antes de que el buque zarpe, y los planes deberán revisarse y ajustarse durante la vida de un proyecto», propone.

Debilidad de las infraestructuras críticas

Los fenómenos meteorológicos extremos y Covid-19 también han puesto de manifiesto la vulnerabilidad de las infraestructuras críticas, lo que demuestra la necesidad de invertir en resiliencia contra futuros acontecimientos, explica Kinsey. «Las infraestructuras interiores de Estados Unidos están envejeciendo y necesitan urgentemente inversiones. Se necesitan obras más resistentes en la red de transporte, la energía y el refinado. En la actualidad, la inversión no se corresponde con la demanda de infraestructuras, lo que podría dar lugar a futuras reclamaciones de las aseguradoras y a la interrupción de la cadena de suministro», afirma Kinsey.

Riesgos políticos 

Los riesgos políticos también afectan al transporte marítimo y a las cadenas de suministro. Una disputa comercial entre China y Australia, que llevó a una prohibición no oficial de las importaciones de carbón australiano en 2020, provocó que más de 60 buques quedaran varados en el mar, sin poder entregar sus cargas de carbón térmico. Casi nueve meses después, unos 40 buques seguían esperando para descargar en marzo de 2021, y muchos de ellos no podían cambiar de tripulación.

Los conflictos en Medio Oriente y la piratería en África también siguen amenazando el transporte marítimo. En abril, Arabia Saudí interceptó una embarcación cargada de explosivos frente al puerto de Yanbu, en el Mar Rojo, que se cree que tenía como objetivo un tanquero. En diciembre de 2020, un petrolero anclado en el puerto de Jeddah fue alcanzado por una embarcación cargada de explosivos.

Escasez de semiconductores

La escasez de semiconductores de alto desempeño ilustra cómo los suministros críticos pueden verse afectados por una serie de acontecimientos no relacionados. Los fabricantes de automóviles de todo el mundo detuvieron la producción de algunos modelos debido a la escasez de chips, mientras que el suministro de productos electrónicos de consumo también se ve afectado. La escasez de chips se achaca a un aumento de la demanda, en parte relacionado con Covid-19, que coincide con las limitaciones de suministro.

«Este tipo de acontecimientos ponen al descubierto los eslabones débiles de las cadenas de suministro y los han magnificado. El desarrollo de cadenas de suministro más sólidas y diversificadas será más robustas y diversificadas, así como la comprensión de los puntos débiles y los nodos de la cadena de suministro», afirma Kinsey.

Fuente: Mundo Marítimo