El anuncio de una tregua en la guerra comercial entre los Estados Unidos y China ha calmado los mercados. Aunque sería un acuerdo muy acotado, el precio del cobre ha subido, y proyecciones indican que volvería a los tres dólares la libra en 2020. La recuperación del precio del cobre ayuda a Chile, pero el sacudón que ha tenido la economía y el estallido social son oportunidades a aprovechar. En 1970, el cobre representaba 70% de nuestras exportaciones. Medio siglo después, pese a los avances que hemos tenido, representa 50%. Cada vez que baja su precio, entramos en crisis.

Durante los últimos 30 años, Chile apostó por el libre comercio y por el Asia-Pacífico. Entendimos a la globalización como asianización y fue una apuesta que pagó con creces. De exportar US$ 9 mil millones en 1990, hoy exportamos 80 mil millones, y Chile es el país mas desarrollado de la región.

Dicho eso, el modelo agro-minero exportador se agotó y ha llegado la hora de replantearlo. A nivel global, el comercio de bienes está siendo desplazado por el de servicios, que ha crecido un 60% más rápido que el de bienes en la última década. Según un estudio del McKinsey Global Institute, siguiendo ciertas métricas, el comercio de servicios ya es superior al de bienes. En la sociedad de la información, es la economía digital la que genera más valor y empleos de alta calidad y productividad.

La propia China, alguna vez aclamada como “la fábrica del mundo”, reorienta su producción desde la industria pesada a las de alta tecnología y al consumo interno. De un 17% del PIB en 2007, las exportaciones chinas han bajado a un 8% en 2017. Un 40% de las transacciones de comercio electrónico que tienen lugar en el mundo hoy son en China, así como un 40% de las ventas de teléfonos celulares. Con 800 millones, China tiene el mayor número de internautas de país alguno.

En 2005, China firmó con Chile su primer TLC con un país individual. Desde entonces, el comercio bilateral se ha multiplicado por cinco, llegando a los US$ 41 mil millones en 2018. En 2017, se firmó un TLC 2.0 entre ambos países, incorporando servicios y disciplinas como comercio electrónico. Ha llegado la hora de aggiornar nuestra relación con China y comenzar a exportar no solo cobre, cerezas y celulosa, sino que también servicios al antiguo Imperio del Centro. Con una de las mayores tasas de digitalización de la región, Chile está bien posicionado para ello.

Un primer paso es mejorar la conectividad. El estudio de factibilidad del cable trans-Pacífico de fibra óptica entre Chile y Asia, planteado en 2016 para conectar a Chile y China, está en curso. Este sería el primer cable de Internet a través del Pacífico Sur, y proveería una vía de acceso clave al mercado digital chino. No faltan los que apuntan a descarrilar el proyecto y desviarlo a otra destinación que no sea China. De caer en esa trampa, Chile cometería un faux pas histórico.

Fuente: La Tercera